Mis distinciones comprenden una licenciatura en derecho y otra en ciencias políticas, múltiples posgrados en materia jurídica, un máster en teoría política, una diplomatura en psicografología forense y pericia caligráfica, títulos en psicoanálisis, interpretación de test proyectivos y lenguaje corporal, y en coach de rendimiento del tiempo y cumplimiento de objetivos.

Tengo décadas de experiencia profesional, soy terapeuta, analista, locutor de radio, y aprendiz de brujo. Puedes encontrar mis obras publicadas aquí en la tienda o a través de Amazon. Si el contenido te gusta y quieres descubrir contenido exclusivo que excede de lo ofrecido en esta página puedes ser mi mecenas en Patreon en la página patreon.com/supersapiensyoutube

El Culto a Saturno: El Conocimiento Sagrado de Qué Cuándo

Cuando Dionisio, Hércules, Jesús, Orfeo, Dante, Ulises..., y el resto de héroes iniciados en el misterio de la Vida y la Muerte, descendieron al Infierno, no llegaron a un sitio distinto del que ves cada mañana al despertarte. El nombre de nuestra Realidad ha tenido tradicionalmente múltiples formas: el Sueño del Grial, la Rueda del Dolor, la Danza de la Muerte... Pero la tradición ha señalado unánimemente que lo que vivimos del nacimiento a la Muerte, que es una versión aumentada de lo que pasa diariamente desde que despertamos matutinamente hasta que, nocturnos, caemos dormidos, es lo que todas las culturas han considerado el Infierno, el inframundo, Malkuth, el subestrato más profundo al que conduce el camino de densificación, sin que exista un subnivel escalonadamente inferior o jerárquicamente más devaluado, dejando en la otra mitad de la existencia, después de caer dormidos o muertos, tanto da, un espacio onírico invisible de estricto Purgatorio. Así, vivos o fantasmales, despiertos o dormidos, nuestra experiencia universal concatena en bucle esta pesadilla secuencial cíclica y laberíntica sin otras guías aparentes que la luz y el Tiempo o, más específicamente, la luz en el Tiempo o, más específicamente aún, el movimiento y la forma que describe la luz al moverse en el Tiempo, que es una ondulación repetitiva que decimos Universo, un auténtico fenaquistoscopio que permite la ilusión de que los arquetipos en el Cielo, de los que somos un reflejo dramático, se concatenen gracias al movimiento del Tiempo, dando lugar a un peculiar Teatro que conocemos por existencia. Vivimos en un praxinoscopio, un juguete óptico diseñado para generar la ilusión visual de movimiento a partir de una secuencia de imágenes fijas e imperturbables, todo cuanto conocemos es una simulación de imágenes reflejadas en un espejo, un mero efecto de persistencia retiniana. Acompáñame, lector, y te enseñaré la naturaleza de esta cinematografía y también cómo avenirte al señor crónico que gobierna sus formas y su sentido secuencial. Permíteme mostrarte la causa, los límites y la salida de este laberinto de espejos, de esta defraudación para los ojos cuya verdadera naturaleza hacemos tan mal en despreciar y quizá juntos encontremos las puertas a través de cuyo umbral se camina a resolver el enigma de por qué nos mintió la luz mostrándonos como Realidad un reflejo eléctrico tridimensional de la luz primigenia del Espíritu originario, de por qué nos engañó hasta en nuestro mismo nacimiento del modo como pretende hacerlo cuando el mismo movimiento en bucle del Tiempo que anima el Universo nos enfrente a la denostada Muerte, tentándonos a pensar que se trata del trágico final de nuestra historia temporal. 

Parar un Año: Un Viaje de Ida y Vuelta al Oráculo de la Nada

El moderno culto al éxito ha olvidado que los pedestales ante cuyos pies se arrodilla su ambiciosa feligresía reposan sobre lechos lúgubres y sombríos. Motivación, Movilidad, Afluencia, Expansión, Visualización, Concentración, Fuerza..., tanto da, los modernos Dioses del Pensamiento Positivo son sólo la manifestación amable y venal de procesos desmesurados mucho más impresentables. Por eso, lector, avanza conmigo a la paradójica estructura del camino recto, cuyo principio y final se componen de curvas; y aprende quizás que sustraerte al tumulto, y despuntar siquiera con un mínimo de excelencia, exigirá también de ti que seas vulgar tumulto. De manera que lo que devengas, por brillante y limpio que deslumbre, sea recordando lo retorcido mediocre que nunca has dejado de ser. El Fuero de la Superación se compone de la Derrota. Si quieres crecer no apartes la mirada a las llamas de la Forja de los Titanes, respira el vapor ardiente que con dolor antes que a ti ha templado a todos los héroes, y triunfante, y por lo mismo, vencido, dibujen belleza a tu rostro las cicatrices. No encontrarías nada emulando a los grandes hombres ni afanándote en exprimirle resultados al tiempo: también el tiempo comienza a hilvanarse en estancias intempestivas. Por eso deja de avalanzarte a los resultados, y para por un tiempo, un año al menos, siéntate a la orilla del torrente del progreso, deja de progresar, haz todo lo contrario y déjate impactar de los destellos que me devolvieron golpe a golpe, que no caricia a caricia, el control de mi propia vida, y, con dolor, amor a mi propia existencia. Debes conocer el reverso del destino que pretendes alcanzar, la oscuridad detrás del ángulo que tu obcecada ambición con la gloria no te permite enfocar. Para poder empezar tienes que detenerte. Y parar a conciencia.